La energía nuclear tiene un raro pero inevitable atractivo para muchos. Me reconozco uno de esos muchos. Quizá es por el halo de misticismo mágico que supone acceder a una energía tan poderosa. Quizá es ese juego de saber del peligro de algo y sin embargo acercase a él. No lo sé, pero el otro día pasamos por la Central Nuclear de Cofrentes y no pudimos sacarle esta foto a sus torres.
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